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viernes, 16 de octubre de 2009

Fotos, chocolate, historia y pasión

El jueves pasado tuvo lugar la presentación oficial del proyecto de reconstrucción de la casa Amatller. Un evento donde, en lugar de cava, pudimos degustar un delicioso chocolate caliente, producto que identifica este maravilloso lugar y que fue especialmente apreciado por los asistentes ya que, esa tarde de Santa Teresa se tornó -de forma inesperada- en lluviosa y desapacible.

Mi relación con este bonito proyecto empezó hace algunas semanas, cuando coincidí en una presentación cinematográfica con Montserrat Blanch, la presidenta de la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico. A través de ella, y con el objetivo de colaborar en la digitalización del magnífico archivo fotográfico que atesora la fundación, conocí a su hijo Santiago Alcolea, el director de este organismo. Nunca olvidaré la interesantísima mañana que disfruté en compañía de Santiago recorriendo las estancias de la que fue vivienda del empresario, fotógrafo y coleccionista Antoni Amatller, descubriendo a cada paso los secretos y los rincones de la casa y los objetos que acompañaron la vida del industrial chocolatero y de su hija Teresa (a los que podemos ver en la foto de la izquierda). Y me impresionó especialmente la pasión con la que Santiago Alcolea compartía los detalles del proyecto y el orgullo con el que mostraba los tesoros históricos que se encuentran escondidos por todo el edificio.

Hoy, el Instituto Amatller de Arte Hispánico pone a disposición de los investigadores e historiadores del arte una biblioteca con 26.000 títulos y un archivo de imágenes con más de 350.000 negativos y fotografías.

Ese día también descubrí que un archivo fotográfico es algo muy útil y que no sólo responde al placer hedonista de quien goza con las imágenes del pasado. En realidad, se trata de un valiosísimo material histórico que, en este caso, permitirá reconstruir la casa Amatller, tal y como fuera cuando la habitaban sus propietarios. Hasta los más mínimos detalles del mobiliario, de la arquitectura y de la decoración interior y exterior del espectacular edificio situado en la emblemática “Manzana de la Discordia” del Paseo de Gracia barcelonés.

Declarada Monumento de Interés Nacional en 1976, la Casa Amatller es uno de los máximos exponentes de la arquitectura modernista. Resultado de la remodelación integral que Antonio Amatller encargó a Puig i Cadafalch en 1898, para convertirla en su residencia privada, actualmente es propiedad de la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico, institución creada en 1941 por Teresa Amatller i Cros y José María Gudiol con dos fines: por un lado, la promoción de la investigación de la historia del arte y la arquitectura hispánicos y, por otro lado, la conservación de la Casa Amatller y sus colecciones de vidrio de época romana y moderna, pintura medieval, escultura y mobiliario original.


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